Por qué las aseguradoras no deberían juzgar a un conductor por el color de su coche: lecciones del experimento de "La Catadora de té"
Durante años, ha habido una creencia generalizada de que los coches rojos son más peligrosos y propensos aaccidentes. Este mito ha sido perpetuado por películas, anuncios e incluso algunas compañías de seguros. Algunas aseguradoras cobraban primas más altas a los conductores de coches rojos, asumiendo que el color es un indicador de un mayor riesgo de accidentes. Probablemente, si la correlación existe es porque los jóvenes suelen comprar coches rojos. Otra explicación podría ser que el rojo está asociado con las carreras de coches, por lo que los conductores que disfrutan de la velocidad podrían estar más inclinados a comprarlos. Sin embargo, una mirada más profunda de los datos mostró que la correlación entre ser propietario de un coche rojo y tener más accidentes es simplemente una coincidencia.
Los verdaderos factores de riesgo asociados con los accidentes automovilísticos, como la edad, el historial de conducción y el tipo de vehículo, no se ven afectados por el color del coche.
Este mito ilustra cómo el análisis estadístico puede llevar a conclusiones incorrectas si la correlación se confunde con la causalidad. En el caso de la compañía de seguros, la correlación entre ser propietario de un coche rojo y tener más accidentes no fue causal. Fue una cuestión de azar, a diferencia de la capacidad de la famosa “catadora de té” para distinguir entre los dos métodos de preparación de té en el experimento realizado por Fisher.
"La Catadora de té" es un experimento estadístico conocido diseñado por Ronald Fisher a principios del siglo XX. El experimento se utiliza a menudo para ilustrar los conceptos de prueba de hipótesis y significancia estadística.
En el experimento, Fisher pidió a Muriel Bristol (la catadora) que probara un conjunto de ocho tazas de té después de que ella afirmara ser capaz de distinguir si se agregó primero el té o la lechea una taza. En orden aleatorio, cuatro tazas con leche vertida primero y cuatro tazas con té vertido primero. La dama tuvo que determinar cuál era cuál. Fisher estaba probando la afirmación de la dama de que podía distinguir la diferencia entre los dos métodos de preparación.
Fisher luego aplicó análisis estadístico a los datos del experimento para determinar si la afirmación de la dama era estadísticamente significativa o producto del azar. Los resultados mostraron que la capacidad de la dama para distinguir los dos métodos de preparación era estadísticamente significativa, lo que indicaba que ella podía distinguir la diferencia.
Esta historia destaca la importancia del análisis y la interpretación cuidadosa de los datos en la industria de seguros. También enfatiza la necesidad de evitar hacer suposiciones basadas únicamenteen la correlación y de considerar otros factores relevantes al evaluar el riesgo. Al hacerlo, las compañías de seguros pueden asegurarse de que sus políticas sean justas y precisas y poder proporcionar la mejor cobertura posible para sus clientes.